Dedica tu tiempo a quienes lo merecen:
Por cómo te tratan.
Por cómo te valoran.
Por cómo te respetan.
Por cómo te escuchan.
Por cómo comparten contigo.
Por cómo te cuidan.
Por cómo te hacen sentir bienestar en su compañía.
Dedica tu tiempo de corazón a esas personas con quienes puedes ser tú mismo/a, sin etiquetas que te clasifiquen. Siendo simplemente tú, sin máscaras, sin roles, ni personajes que esconden tu verdadera esencia.
Dedícaselo a aquellas que te hacen sentir en plena libertad de poder mostrarte tal cual:
Con tus luces y sombras.
Con tus aciertos y errores.
Con tus dudas y certezas.
Con tus lágrimas y sonrisas.
Con tus alegrías y tristezas.
Con tus miedos y valentías…
Con toda tu esencia y personalidad.
Sabiendo que estás aprendiendo a cada paso y los demás también porque cada uno/a de nosotros/as recorre su particular proceso individual.
Esas personas sí que merecen tu tiempo, tu atención, tus cuidados y todo aquello que haga crecer y fortalecer los vínculos desde el respeto, la valoración, la escucha y la honestidad.
Dedícaselo también:
A quienes no te meten los dedos en los ojos a cada paso que das. A quienes no hurgan en tus heridas emocionales para dañarte pero que sin embargo te invitan a hablar de ello para que sanes los dolores silenciados que están en ti y que crezcas como persona. No caigas en la trampa, ni cometas el error de mendigar a nadie su atención y menos aún la amistad o el amor.
Porque te vas a dañar y romper en mil pedazos, en mil trocitos tu autoestima, tu dignidad, en definitiva, a ti mismo / a.
Generándote un dolor emocional intenso y brutal en ti, lleno de frustración, de rabia, de tristeza, de odio … Y vas a sufrir porque entrarás en un bucle que no te va permitir ver la vida a tu alrededor.
Vas llorar, a berrear, a patalear para nada. Y eso duele. Duele mucho hacerse tanto daño. Aprende a hacerte responsable de tu vida y de ti. Es el momento. Si alguien de verdad te quiere como persona, te valora, te aprecia, te lo va a demostrar, te lo hará saber porque es la base de las relaciones personales sanas. Porque el interés siempre es mutuo y el reconocimiento también.
Por eso, si en algún momento te das cuenta que estás inmersa/o en una situación donde te percibes, te sientes menospreciado/a, tratado/a con indiferencia, en la que corres detrás de alguien – sea pareja, padre, madre, hermanos/as, amigos/as, hijos /as – revísalo seriamente
Y recuerda que:
Si hay una persona que, en principio, es importante para ti que no responde a tus llamadas y que tampoco se interesa por llamarte, no justifiques su desinterés y toma la firme determinación de no llamarle más. No te desgastes innecesariamente enredándote entre el resentimiento,
el enfado, la angustia y la desesperanza por querer saber o sentirla cercana.
Al principio te dolerá porque creerás que vas a perder, pero sabes que ya perdiste hace tiempo. Es hora de atravesar el duelo. Y te va a doler, pero es lo que tienes que hacer y te resistes a ello.
¡¡Aun así, te aferras y sufres…!! ¿Para qué?
Ahora te toca aprender a soltar, a dejar ir lo que no se quiere quedar, a quien no te quiere hablar, a quien no te incluye en sus planes de vida, en sus intereses sanos, no estás en su lista de prioridades.
¡¡¡¡¡Ahora Suelta!!!!!, deséale todo el bien en su vida. Ríndete a la evidencia de la realidad.
No te empeñes en buscar a quien no te extraña ni un segundo. Ni eches de menos a quien no te quiere buscar, ni muestra interés en encontrarse contigo. Esa persona, sea quien sea, no es para que forme parte de tu vida.
No quiere estar. Acéptalo. Déjalo/a ir. Vuelve a soltar.
Viajarás por la vida con mayor ligereza y podrás dejar paso en tu vida a quienes de verdad lo merecen para ti. A buen seguro las hay a tu alrededor y las estás descuidando. No te molestes en seguir escribiéndole, deja de insistir , ¿ acaso no te das cuenta? no te expongas al castigo del látigo de la indiferencia del silencio que muestran los mensajes ignorados o los silencios intencionados cargados de menosprecio.
Tu dignidad emocional vale mucho más que la insistencia que despliegas y que el dolor al que te sometes para una relación personal inexistente. La dependencia emocional te destruye como persona. No esperes más a quien no te espera, pero te desespera, valórate y deja de mendigar y de rogar amor de quien no quiere hacértelo llegar. Afronta tu miedo al rechazo, al abandono, a la soledad, a tu propia invalidación personal, a la tristeza, al duelo por la pérdida y saldrás fortalecido/a. Habrás aprendido a ponerte en valor.
Toda experiencia de vida implica un aprendizaje, aunque a veces cueste lágrimas la lección. Es hora ya de avanzar y cerrar páginas de vivencias dañinas. Porque el amor, el cariño, el afecto se muestran y se sienten presente en las relaciones personales, pero jamás, nunca jamás se implora o se mendiga porque corres el riesgo de someterte y la sumisión tolera lo que nunca debiera tolerarse.
Tu cariño es para otorgarlo a quienes te quieren y te comprenden sin juzgarte, sin criticarte, pero te hablan con honestidad de tus errores. Con esas personas aprendes y creces. Te hablan desde la comprensión, te hablan con claridad, con honestidad, con sinceridad, aunque no te guste lo que tengan que decirte y no callan, pero te lo dicen mirándote a los ojos desde el corazón, con Bondad y amor para nuestro bien y progreso.
Y sobre todo no te olvides de valorarte, mírate cada mañana ante el espejo, salúdate, háblate, mírate, sonríete, pregúntate qué necesitas para ti, escúchate y vete a por ello. Siente el orgullo de ti mismo /a, quiérete para aprender a reconocer y darte a ti mismo/a lo que de verdad necesitas. Valórate por todo lo que eres, con tus luces y sombras y no por lo que alguien pretende hacerte creer que eres o dejas de ser según su personal criterio o idea y caes en su trampa.
Ámate bien y haz lo imposible por rodearte de personas que te quieran en su vida. El bienestar emocional no tiene precio.
Recuerda que también tienes que dar en toda relación, sea con quien sea, no vale sólo exigir y pedir y demandar. Porque de lo contrario serás una persona tóxica al relacionarte de forma inmadura emocionalmente. Si tú no eres capaz de amarte, nunca encontrarás quien te ame de verdad, desde la libertad de Ser porque serás un pedigüeño/a siempre a expensas de lo que otros/as quieran darte. Esa actitud y baja estima agota toda relación personal y tú propia salud.
No desperdicies tu vida esperando recibir de quien no quiere darte. A buen seguro si miras a tu alrededor hay otras personas que te están dando a diario y tu obstinada obsesión no es capaz de verlo. Despierta. Reacciona.
Ya sabes que quien nunca encuentra tiempo para incluirte es que no te tiene en su lista de prioridades.
Asúmelo.Acéptalo.Suelta.
Ricardo González Roca Fonteneau
Escuela CAnaria de Educación Emocional, Mindfulness y Meditación